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GENERANDO ACCIONES POSITIVAS MEDIANTE LA CONFRONTACIÓN A PADRES DE FAMILIA
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TerapeutasMar13

Por: Lic. Alejandra Villaseñor Valencia

Una terapeuta infantil tiene que contar con diferentes habilidades, pues el ser parte del desarrollo de un niño impone un reto más allá del solo potencializar las destrezas del menor, sino apoyar a que las transfiera logrando llevarlas a la vida diaria. Para lograr esta transferencia a otros contextos la colaboración de los padres en el proceso terapéutico es indispensable.

Cuando la familia ejerce una influencia positiva en el tratamiento de sus hijos, los progresos son más visibles y alentadores; razones suficientes para valorar la importancia de una adecuada orientación hacia los padres que de como resultado, satisfacer las diversas necesidades que su hijo requiere. Esta orientación es el parámetro que define un cambio significativo en el paciente, pues en diversas ocasiones los que tienen que generar modificaciones son la familia.

Pero ¿Qué pasa si esta orientación solo se basa en compartir información pero no decirles como usarla? o nos encontramos con otro panorama donde la terapeuta refiere a los padres solo los avances del menor, ¿Dónde quedan las áreas de oportunidad o aspectos donde no esta logrando avanzar, pues lo que requiere es refuerzo en casa? ¿Cómo es que esos papás, van a saber qué hacer o modificar para que su hijo logre un mejor avance?

En ocasiones, el que tiene que trabajar para que el área de oportunidad se convierta en fortaleza es el padre; ya sea modificando el estilo de crianza o generando hábitos de independencia donde lleven al menor a razonar sus procesos. Por el contrario, al no inspirar esto en ellos, regresan a casa con la esperanza de que todo va bien y creyendo que la forma de actuar que tiene la familia, es lo correcta.

La propuesta de este artículo esa la siguiente: Tomar la responsabilidad como terapeuta de confrontar con sinceridad a los papás para crear en ellos actos en consciencia. Lo creas o no, esto a la larga, facilitará tu trabajo con el niño observando avances con mayor rapidez.

Antes de ver el cómo lograr esto, es importante hacer hincapié en el concepto “sinceridad”, virtud que consiste en expresar los pensamientos, ideas, opiniones y decisiones de manera directa y clara. No quiere decir que las terapeutas digan mentiras, más bien hay una tendencia de encubrir la verdad por miedo a lastimar a la familia o a que se sientan agredidos. Cuando en realidad lo que se hace al evitar el diálogo con claridad, es limitar de información a los padres y por ende perjudicar el proceso.

Por otro lado, Ríos en su libro «Manual de Orientación y Terapia Familiar» define la orientación familiar como “un conjunto de técnicas encaminadas a fortalecer las capacidades evidentes y las latentes de los miembros de familia, con el fin de que resulten sanos, eficaces y capaces de estimular el progreso personal de los miembros y de todo el contexto”. Recalcando que dicha orientación debe dirigirse a la búsqueda de posibilidades y perspectivas, no únicamente a la implementación mecánica de métodos y estrategias. Es llevarlos a descubrir qué intervenciones con sus hijos son negativas y en cambio, propiciar acciones de funcionamiento propios que contribuyan al progreso del menor y el crecimiento de la familia.

A continuación nos encontramos con la pregunta ¿Cómo lograr confrontar de manera clara y respetuosa a los padres de nuestros pacientes?

En seguida se enlistan las habilidades que con seguridad, te ayudarán a tener una actitud más confrontante.

Observar la necesidad del padre:

La calidad de escucha depende directamente del interés ante el tema a tratar. Sin importar lo que la terapeuta crea imprescindible conversar con los padres,  si ellos presentan mayor inquietud ante otro tema, será difícil lograr una confrontación enriquecedora, pues su atención se enfocará hacia el punto que les interesa. Por eso la importancia de indagar y analizar que es lo primordial para ellos.

Actitud empática:

Involucra reconocer los sentimientos de las demás personas, comprender por qué se sienten así. Un terapeuta empático es capaz de entender adecuadamente no sólo los pensamientos y sentimientos que el cliente está expresando, reconociendo su significado, sino también las implicaciones que tienen en su vida. La importancia de esta habilidad en el desarrollo terapéutico se plasma de diferentes formas, ayudando en la relación terapeuta-padre al sentirse entendido, así como se puede ver entorpecido cuando hay una carencia de dicha habilidad.

Calibrar

Se refiere a reconocer el estado de la otra persona mediante señales no orales, es decir, leer el lenguaje no verbal. Herramienta muy útil, pues provee información clave para saber qué, como y cuando decir las cosas que de otra manera no se podría saber. Por ejemplo, si se observa a la mamá inquieta, tal ves tenga prisa y no sea el mejor momento para confrontar, ya que puede ocasionar que ella no lo tome con la importancia que requiere. Otra situación podría ser cuando una terapeuta inicia con un tema, el cual no es la prioridad del padre, pues tiene otro más en mente y se muestra algo desinteresado. En estas circunstancias hay que indagar más realizando preguntas como “Me parece que tienes poco tiempo, ¿quieres que lo dejemos para después?” o “Siento que tienes algo más importante de que hablar ¿Quieres decirme algo?”.

Conocer el contexto:

Interesarse sobre situación que rodea al menor y en la cual se dan dichas alteraciones, facilitarán el conocimiento de las causas que muchas veces están en el niño pero que en ocasiones son generadas por el ambiente, es decir que se deben a factores ajenos a él. Así mismo, conocer la historia, procedencia, gustos e intereses de la familia te darán un mayor panorama de lo que buscan.

Amplio conocimiento sobre el caso:

Siempre te encontraras con preguntas tales como ¿En cuanto tiempo se dará de alta? ¿Se va a curar? ¿Va a dejar de hacer esas acciones? ¿Se le dejará de notar? ¿Por qué se comporta así? Anticipar tus respuestas informándote sobre lo que no conoces del caso y responder con veracidad sin dar altas expectativas, es el camino al éxito. En ocasiones, generar preguntas que los lleven a reflexionar, ocasiona que ellos mismos respondan ante sus cuestionamientos.

Por último se recomienda, trabajar directamente con la familia, impulsando la comunicación, promoviendo reuniones, dándoles información, ofreciéndoles materiales y guías didácticas sobre la manera de comunicarse mejor con sus hijos.

El mayor enriquecimiento de confrontar a los padres, se ve reflejado en los cambios a nivel personal y el gran avance que presentan sus hijos. Como terapeuta acepta el reto de tener una actitud positiva y transmitir con sinceridad.

“Ningún legado es tan rico como la honestidad” – William Shakespeare

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