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CLARIFICAR OBJETIVOS TERAPÉUTICOS CON EL PACIENTE; UNA OPORTUNIDAD DE CONCIENCIA Y CRECIMIENTO
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TerapeutasJun13

Por: Alejandra González Servín

Los niños desde muy temprana edad deben conocerse a sí mismos y saber en qué es necesario trabajar para superar sus problemas, esto les evitará muchas frustraciones en el futuro y les dará la oportunidad de construir un mejor autoconcepto.

El niño necesita y merece comprender claramente las razones de sus dificultades ya sean en los estudios, para socializar, en los deportes, etc. Los estudiantes con problemas tienen una sensación de alivio cuando obtienen una noción clara de sus virtudes y sus defectos.   Es muy difícil trabajar en algo o hasta pensar en ello si ni siquiera sabemos qué nombre darle. Es por ello la importancia que como terapeutas tenemos de clarificarles  lo que les pasa, el por qué van a terapia, sus avances, etc. Pero  ¿A  que llamamos clarificar?

Clarificar hace referencia a las intervenciones realizadas por la persona que escucha y que permite precisar qué está pasando, qué se dijo o sucedió, cómo ocurrió (hechos, datos, etc.), además de ayudar  a ver otros puntos de vista.

Es clave especificar al paciente francamente cuáles son sus áreas de oportunidad (explicarles las cosas tal cual son, de acuerdo a su nivel)  con el fin de que  se sienta fortalecido y abandone toda sensación de angustia, frustración  y cualquier creencia de que tiene  un problema intratable.

Cuando un niño inicia su proceso en la clinica y le explicamos por qué va a terapia, le damos la confianza de que estamos ahí para él, no para señalarlo; de que somos un equipo y que juntos buscaremos las estrategias más adecuadas para ayudarle lo estamos dignificando. Analicemos si ¿realmente nos tomamos el tiempo para hacerlo? ¿Tienes clara de la situación de tú paciente?

“A veces, cuesta mucho mas eliminar un solo defecto que adquirir 100 virtudes”

-Jean de la Bruyere.

Como profesionales de la educación al implementar acciones constructivas lograremos que se aprovechen las cualidades de las personas y fomentaremos la metacognición,  para esto pueden ser útiles las siguientes recomendaciones:

  • Primero, escucha al niño, date el tiempo de hablar sobre su dificultad ¿Qué piensa? ¿qué necesita?,  si está herido o frustrado, no podrá entender  ni resolver su problema. Tratemos de mostrar empatía y optimismo para ver si esto le ayuda desahogarse.

  • El siguiente paso sería puntualizar lo que tiene que se va a hacer y explicarle para qué, por ejemplo, se le puede decir:  “hay una cosa en la que necesitas trabajar, se llama organización postural, esto significa que debes revisar, si estás bien sentado ,en una posición adecuada, esto te ayudará a mejorar tu atención”.

  • También puede ayudar el uso de analogías y ejemplos muy concretos, sobre todo para niños más pequeños. Con esto en lugar de pensar que no tiene remedio, el niño  comenzará a pensar “supongo que debo de fijarme en cómo me estoy sentado”. Esto es precisamente nuestro objetivo, así los niños pueden comenzar a conocerse.

  • Por último es  valioso involucrar al niño en su proceso terapéutico, si él se siente parte del proceso, cooperará con su terapeuta y el 50% del éxito de la terapia la tienen ganada.

  • Después haberle dado su tiempo, mirarlo, conocerlo puedes  pregúntale lo que quisiera hacer, que avances ha visto, en que quiere que le ayudemos, que le hace falta, etc. Escucha con mucha atención. Tal vez hay algo que como terapeuta no hayas tomado en cuenta, muchas veces asumimos que lo tenemos cubierto todo y que el niño va muy bien, pero si ahondamos con el paciente podemos descubrir que es posible que  él mismo no nota sus avances o que su necesidad en ese momento es otra.

  • Recuerda estamos ahí por el niño, al tener claridad, puedes clarificarle sobre la situación a resolver; incrementar la sensación de sentirse comprendido y tomado en cuenta.

  • La toma de conciencia sobre la responsabilidad que se tiene en el proceso terapéutico puede incrementar el disfrute del mismo.

«Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias»

– John Locke

Bibliografía :

–  Pascual, A. (1988). Clarificación de valores y desarrollo humano. Madrid: Narcea.

– Mel Levine, Mentes Diferentes, Aprendizajes diferentes. Barcelona, B. Aires y México. Ed Paidós