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INCREMENTA LAS CONDUCTAS POSITIVAS EN TU AULA
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MaestrosDic13

Por: Mtra. Ligia Olmedo Santillana

Sabemos que cualquier conducta que sea atendida o que llame la atención se repetirá pues el ser humano busca la manera de ser aceptado en su entorno.

Una de las formas en las que las personas van construyendo su personalidad es por la información que los demás le devuelven afianzando la conducta o al no ser reforzada la extinguen.

Un caso concreto, un bebé de 10 meses al ser cargado por el abuelo en una reunión le tira las gafas por un movimiento brusco; todos los presentes le miran y comienzan a decir que eso no se hace – ¿Qué entiende el bebé? Que esa conducta hace que la gente le mire – ¿Qué sucederá después? Probablemente el bebé repita la conducta probando que consigue atención.

Si el evento iniciará tal cual lo narré, pero después de que las gafas del abuelo caen los demás voltean sin dar mucha importancia el bebé no reforzaría dicha conducta, simplemente seguiría interactuando con el abuelo.

Esto también sucede en el aula ¿Cuándo? Cada vez que el alumno grita y es atendido antes de aquel que levantó la mano, cuando empuja a un compañero y es regañado, por eso en lugar de escuchar el elogio al que se forma de manera correcta se  reprende  a  aquel niño que tiene conductas  disruptivas y  en  consecuencia  obtiene  mayor  atención.

¿Nosotros podemos llevar a los niños a que tengan un buen comportamiento o no?

Por supuesto ya que la mirada, la atención o el interés que mostremos en una conducta provocará que esta se repita. Esto sin importar que el reforzamiento sea agradable o desagradable.

Por ejemplo un niño que requiere atención (que quiere que le dediquen tiempo) puede portarse mal en el salón, hacer chistes o retar al profesor con tal de lograr que la atención del docente se concentre solo en él,  sin  que  éste  proceso  sea  consciente.

Una anécdota personal:

Al acudir a un colegio la maestra antes de entrar al salón (donde observaríamos la clase) me dice “este grupo es muy desordenado, es difícil mantenerlos interesados y siempre están hablando”, al observar la dinámica notaba que varios niños gritaban y otros levantaban la mano para participar; la docente – sin ser consciente de ello – daba la palabra a los alumnos que elevaban la voz, más tarde en la junta le describí lo visto y no lo podía creer, no se había percatado de que ella estaba enviando un mensaje contradictorio.

¿Qué hacer para elevar las conductas adecuadas?

1) Lo primero es hacer un inventario de conductas (adecuadas e inadecuadas) las primeras se tendrán que reforzar y las segundas se ignoraran en lo posible.

2) Después es importante saber cómo manejar las conductas aceptables, a continuación se describe una lista de estrategias.

ESTRATEGIAS PARA REFORZAR POSITIVAMENTE CONDUCTAS ADECUADAS:
  • Mirar con un gesto amable y de aprobación cuando el menor presenta la conducta
  • Reconocer que se realizó la conducta “Me doy cuenta de que tu escritorio está en orden”
  • Felicitar especificando la conducta “Muy bien copiaste la fecha cuando lo pedí”. Esto también se puede usar a nivel grupal (provocando que el grupo copie la conducta adecuada en lugar de mirar la inadecuada) “Felicito a los que están sentados con los pies en el piso y espalada en el respaldo”
  • Expresar que hay agrado cuando X o Y conducta se presenta “Oye, me encanta cuando tu lugar está limpio”
  • En  caso  de  que  el niño  sea  pequeño, dar algún reforzador material o de actividad, esto implica dar un incentivo como una estampa o un espacio de juego (este tipo de reforzamiento debe cuidarse y no volverse un patrón pues el niño necesita ejecutar espontáneamente la conducta) puede usarse en un inicio y posteriormente disminuirse hasta eliminar la actividad o el objeto dado e  intercambiarse  por un  reforzador  social (un halago  o felicitación).
  • Usar el reforzador social –que ayudará al menor a construir su autoconcepto-  describiendo positivamente lo realizado para que se integre “Me siento muy orgullosa porque vi que aunque la primera vez no te salió lo volviste a intentar”
  • Enfatizar los valores que se practican o las cualidades que se adquieren “¡Qué bien cuando le dices a tu compañero de buena manera lo que no te gusta!, eso significa ser respetuoso”
  • Utilizar el reconocimiento afectivo, como docente una palabra de afecto, apretón de mano o un abrazo felicitando al alumno puede causar un impacto.

3) Algo que puede ayudar es graficar las conductas pues así comprobarás que el manejo es adecuado y que vas por buen camino.

Si lo que el niño hace bien no es reconocido puede perderse la conducta, es importante que se de retroalimentación positiva al acto lo más pronto posible – ¡Qué no pase desapercibido!-.

Toda conducta adecuada debe ser reconocida, no premiada.

 

Recuerda la típica experiencia de la entrega de calificaciones, la madre o el padre miraban la boleta y después de revisar cada número hacían una pregunta “¿Y ese 7?” (Cuando todo lo demás era 9 y 10), la mirada solo estaba en lo que no se hacía o lo que se hacía mal. Te imaginas si te hubieran dicho “Tanto 9 y 10 ¿Cómo lo hiciste?”

Mirar lo bueno y hacer que se repita es un don, implica un cambio de mentalidad por parte del docente, también le exige una capacidad de observar detalles y cambios para que al buscar, por ejemplo, una buena postura pueda felicitar los únicos 2 minutos donde el niño la logro.

Al trabajar con nuestros niños -en sus conductas positivas- estamos propiciando que en un futuro se conviertan en individuos que no se critiquen y autocastiguen, sino que  reconozcan sus logros y busquen cultivar cualidades.

Este cambio va más allá de que se porten bien en el aula, esto genera autoestima y una mentalidad positiva. Te invito a modificar tu visión y elevar la calidad de tu enseñanza.