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ORGANIZACIÓN EN LA FAMILIA; GENERANDO NIÑOS CON ORDEN MENTAL
karina

Por: Lic. Alejandra Villaseñor Valencia

Más de alguna vez se ha escuchado o hemos dicho frases parecidas a “sé donde esta todo, dentro de mi desorden” la cual indica que determinado espacio carece de organización, sin embargo, supuestamente la persona logra entenderlo, pero ¿Qué sucede cuando hay menores en casa?, ¿Cómo repercute que un niño crezca en un hogar desorganizado?

Hoy en día, es común que ambos padres trabajen por largas jornadas, los hijos estén en múltiples actividades extracurriculares y quede poco tiempo para estar en casa. Lo cual, con periodos tan cortos, es difícil tener la energía para mantener la casa ordenada y rápidamente se convierte en un lugar muy estresante.

La falta de organización y el desorden constante pueden causar en el menor sentimientos de impotencia, desesperanza, derrota, estrés y sobre todo inseguridad. Un ambiente tóxico genera emociones tóxicas; en cambio, el orden brinda estabilidad, seguridad y facilita el aprendizaje del medio. Aprender de un ambiente organizado, ayuda a realizar procesos de manera estructurada, lo que se define como orden mental.

Tú establece el orden, el hábito se encargará de mantenerlo

El orden mental promueve la capacidad del pensamiento de hacer interactuar pasos, procesos, ideas de manera armónica, colocando cada cosa en donde toca expresándose en la ejecución de tareas, en la escritura y en el lenguaje.

Adoptar rutinas, fijar tareas con una guía, marcar tiempos y horarios estipulados les ayudará a identificar qué es lo que se espera de ellos y posteriormente realizarlo de manera ordenada e independiente. Recuerda que son los menores quienes tienen que aprender el orden, evita hacer por ellos y acepta las repeticiones que necesiten realizar para lograr una ejecución adecuada.

A continuación se comparten estrategias para favorecer el orden mental en tus hijos:

  • Tener el hábito de llegar puntual a la escuela, terapia, eventos, el orden temporal organiza.
  • Otorgar a cada cosa su lugar categorizando espacios. Etiquetar con dibujos o palabras a qué corresponde esa área (juguetes, calcetines, etc.).
  • Guardar inmediatamente después de que se utilizó.
  • Evitar acumular juguetes, ropas u objetos que ya no se usan.
  • Tener una rutina de inicio – fin del día y usarla diariamente.
  • Emplear horarios o secuencias de actividades y respetar su seguimiento durante el día.
  • Realizar “acuerdos familiares” y darles seguimiento pues lleva a comprender que las reglas, límites y planes están para ser cumplidos.
  • Mantener el control de las actividades, especificando con anticipación lo que se espera de cada situación.
  • Planear las actividades con anticipación teniendo en cuenta variables posibles en la ejecución.
  • Dar instrucciones con organización lingüística, dividirla por pasos específicos y verbalizar los procesos que sean necesarios.
  • Observar si el orden de las actividades genera orden en los menores, identificar el paso del proceso que esta causando caos y estar abierto a realizar modificaciones hasta obtener los resultados esperados.
  • Hacer uso de pautas de inicio y fin en cada instrucción (“cuando tus manos estén limpias, puedes sentarte a comer”).
  • Responsabilizar a los integrantes de familia del orden, generando que realicen planes antes de iniciar cualquier proceso, los ayudará a anticipar que pasos les cuestan más trabajo  o en cuales se pueden equivocar y así cometer menos errores.
  • Recordar que el orden se aprende por imitación ¿Qué tan ordenado es tu ejemplo?

Un ambiente ordenado, más que generar un entorno armónico ayudará a estimular el orden mental, expresión más abstracta de la organización. Requiere de paciencia y flexibilidad para entender que lo importante no es la perfección del resultado, sino el proceso que genera el menor al intentarlo.

“El orden y la conexión de las ideas,

es lo mismo que el orden y la conexión de las cosas”

Baruch Spinoza