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LAS EMOCIONES Y SU FUNCIÓN
Lic. Claudia Rosas

Todos los días nos encontramos con una amplia variedad de emociones, ya sean nuestras emociones, las de nuestros hijos, pareja, amigos, mascotas o hasta las del vendedor que nos atendió.  

Las emociones son respuestas que nuestro cuerpo nos da ante situaciones que ocurren a nuestro alrededor, pudiendo ser entre los demás, de los demás hacia nosotros o de nosotros con nosotros mismos. Tienen la capacidad de ponernos frente a nuestras necesidades insatisfechas o avisarnos que ya llegamos a la meta deseada y ya nos toca gozar de ella. Su principal función consiste en ser la guía para poder elegir nuestras respuestas ante las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida. 

Las emociones surgen de manera espontánea, nosotros no podemos elegir qué emoción va a emerger y mucho menos nuestros niños, ya que estas aparecen como consecuencia de la percepción de un cambio en el ambiente, no es algo que tenga que ver con la voluntad; sin embargo, si podemos hacer varias cosas con ellas y estas acciones dependen de que tan desarrollada está nuestra gestión de emociones. Es decir, saber qué hacer con lo que estoy sintiendo, cómo lo voy a manejar, cómo se llama, qué experiencias tengo, etc. Para esto es necesario conocer que TODAS las emociones tienen una función. No existen emociones malas y buenas, todas son necesarias y útiles. Lo “malo o bueno” es realmente la calidad con la que las gestionamos. 

En nuestra cultura es común que al enfrentarnos ante una emoción que nos cuesta gestionar busquemos bloquearla, eliminarla, asilarla y no enfrentarla. Algunas de las frases más comunes para ejemplificar esto son: “Si vas a llorar vete a tu cuarto”, “No tengas miedo”, “No tienes porque enojarte”, “Los hombres no lloran”, “El que se enoja pierde”, “Berrinches aquí no”, “Que fea te ves enojada”, “No llores, no es para tanto” etc. ¿Te suena familiar? Y no es que esto se realice de manera consciente, es que de esta manera nos enseñaron a “manejar” lo que sentimos y lo que siente el otro. Privándonos de oportunidades para poder comprender lo que me está sucediendo y encontrar una opción saludable para manejarlo. “Las emociones son información sobre cómo debemos actuar ante lo que ocurre para darnos lo que nuestro cuerpo considera que necesitamos”, ¿Cómo voy a poder escuchar lo que mi cuerpo considera que necesito, si no tengo “permiso” de sentirlo y menos de expresarlo? ¿Cómo voy a aprender a expresar lo que siento, si ni siquiera sé que es lo que siento y cómo se gestiona? 

La gestión de emociones es una habilidad que se va desarrollando conforme vamos creciendo y aprovechando de manera efectiva las oportunidades que se nos presentan. Para esto es clave reflexionar acerca de la propia gestión de emociones, para poder ayudar a mis hijos a desarrollarla.  

Función de las emociones primarias: 

ENOJO.  

El enojo nos sirve para marcar límites, para defendernos, para saber lo que no nos gusta y lo que no vamos a permitir. Nos brinda fuerza para hacer los cambios necesarios, etc. 

Un enojo mal gestionado, puede derivar en agresión física, psicológica o verbal, hacia los demás o hacia nosotros mismos. 

MIEDO: 

El miedo nos sirve para protegernos de riesgos, para saber cuando nos encontramos en peligro y poder cuidarnos, buscar ayuda, resguardarnos etc. 

Un miedo mal gestionado, puede distorsionar la magnitud de los estímulos que nos asustan, paralizarnos y no activar esta búsqueda de resguardo o protección. 

TRISTEZA: 

La tristeza nos ayuda a localizar nuestras heridas emocionales y aliviarlas. Nos sirve para tomarnos un momento y detenernos a reflexionar, curar lo que dolió, elaborar el duelo y redireccionar nuestro camino. 

Una tristeza mal gestionada, nos puede llevar a no darnos cuenta de lo que nos duele y no curar nuestras heridas, provocando que continúen doliendo y no podamos aprender de estas. Se puede realizar una analogía con una herida real, que si no la atiendes y la curas, va a seguir sangrando y dependiendo de la magnitud de esta se puede infectar o causar un daño mayor. 

ALEGRÍA: 

La alegría nos sirve para disfrutar de nuestros logros, fortalecer nuestra autoestima, saber cuando alcanzamos nuestra meta, compartir con nosotros mismos y con los demás, recuperar energía y salir adelante. 

Y si, también la alegría necesita gestionarse. Una mala gestión de la alegría puede derivar en euforia y llevarnos a actuar sin pensar, sin estar alerta de lo que esta sucediendo a nuestro alrededor. Así como también el no saber como manejar esa sensación tan fuerte que presenta mi cuerpo, me puede llevar a querer evitarla o derivar en otra emoción.  

ASCO: 

El asco, nos sirve para reaccionar ante estímulos que nos resultan aversivos, provocando que los rechacemos y nos alejemos de cualquier estímulo que podría perjudicar nuestra salud. Llevándonos hacia otro lugar donde ese estímulo no esté presente.  

Un agestion inadecuada del asco puede derivar en ingerir o estar en contacto con algo que resulta nocivo para nuestra salud. 

SORPRESA:  

La sorpresa se genera a partir de la aparición de un estímulo inesperado, genera sobresalto, desconcierto o asombro. Es la emoción más breve en su duración La sorpresa nos sirve para parar, colocar nuestra atención en lo imprevisto y explorar u orientarnos. 

Te propongo que la próxima vez que tu hijo presente una emoción, te cuestiones acerca de ¿Qué está sintiendo? ¿Por qué esta sintiendo eso? ¿Qué necesidad esta demandando? (Estar muy consciente que su lógica y la nuestra es distinta, lo que para nosotros puede no tener sentido, para ellos es muy importante), que busques conectar con su emoción para poder apoyarlo a gestionarla. Para el, saber que tu comprendes cómo se siente, qué eso que siente tiene un nombre y que tú estas ahí para apoyarlo a manejar lo que le está sucediendo, le brindará seguridad y un modelo para que después lo pueda resolver por sí mismo.   

A continuación, se enlistan algunas sugerencias para comenzar a introducir a las emociones de manera consciente en nuestro día a día: 

  • Reconocer mis propias emociones, nombrarlas y modelar un manejo saludable de estas. De esta manera nuestros niños sabrán qué hacer con lo que están sintiendo. 
  • Apoyarlos a identificar lo que están sintiendo, nombrar la emoción que se esta presentando. 
  • Permitir sentir todas las emociones que se presenten y apoyar dando opciones de manejo. 
  • Hablar acerca de las emociones que se presentan en las películas, cuentos, en los libros, en la música, etc. Tomarnos un momento para reflexionar, empatizar y crear opciones de manejo. 
  • Motivar a nuestros niños a expresar lo que sienten. Esto puede ser mediante el reconocimiento del esfuerzo del menor por hacerlo o intentarlo. 
  • Crear un ambiente seguro donde todas las emociones sean bienvenidas para aprender a manejarlas. 
  • Se vale pedir ayuda, se vale buscar asesoría y aprender mas del tema. 

Al permitirte sentir tus emociones, puedes reconocerlas y así poder enriquecerte de ellas. 

Referencias: 

Gòmez, D.. (2019). Qué son las Emociones: Tipos, Ejemplos y Cómo Pueden Ayudarnos. 2020, de Somos Inteligencia Emocional Sitio web:  https://www.somosinteligenciaemocional.com/emociones/#Que_son_las_emociones

Manual “Hipnoterapia de la depresión y la distimia en niñ@s y adolescentes. Instituto Milton Erickson de la Ciudad de México. 

Sanz Estarire, F (2016) Psicólogos en Madrid Eu en Emociones. Sitio web https://psicologosenmadrid.eu/funcion-las-emociones/