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EL ÉXITO O FRACASO DE TU HIJO EN TERAPIA CONLLEVA UN GRAN COMPROMISO ¿SABES CUÁL ES?
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PadresMar13

Por: Lic. Julia Obregon Olea

“El compromiso de los padres es un área muy importante en la terapia de lenguaje, ya que produce muchos cambios, tanto en los resultados de la terapia como en las actitudes acerca de la misma” (Pappas, et al., 2008)

En la terapia tradicional se puede observar al niño vinculado con la terapeuta, realizando cambios importantes dentro del consultorio, sin embargo al salir de ahí es posible que ocurra un retroceso inmediato, ya que no es  común involucrar a los padres y hacerlos parte del proceso.  A causa de ello los padres no saben cómo continuar apoyando lo trabajado en terapia.

No tiene sentido, dentro de la terapia integral permitir que los padres estén ajenos a ella ya que se sabe que entre más participan, van por la vida empoderados y con las habilidades necesarias para ayudar a sus hijos a  tener éxito,  los resultados son mayores y a menor plazo. Esto se debe a que la información trasciende y el niño logra transferir habilidades a otros contextos.

Es necesario acercarte a tu terapeuta y hacerlo parte de tu red de apoyo. Ser abierto, honesto y comprometido. El progreso de tu hijo depende de ello.

Existen múltiples beneficios  al involucrarte, tu hijo comienza a ver que apoyas su proceso terapéutico, y esto seguramente bajará la ansiedad fortaleciendo su seguridad.  Al mostrarte interesado en lo que hace en terapia, el niño verá que valoras sus esfuerzos y los cambios que está logrando hacer.

Así mismo, aprenderás distintos manejos en aspectos de las diferentes áreas del desarrollo (emocional-social, de lenguaje, cognitiva y motriz) con tan solo estar presente en la sala de espera podrás observar cómo interviene la terapeuta en cierta circunstancia ya sea con tu hijo o con otro niño (tal vez te sirva como ejemplo para cuando te ocurra algo similar).  Cuando se tiene la oportunidad de entrar a observar parte de la terapia, aprender nuevos conceptos o estrategias y ser parte de una capacitación constante, los padres y los pacientes se ven beneficiados a la vez.

Bruno and  Dribbon (1998). Descubrieron que los padres que participaban en un programa de entrenamiento para padres tenían percepciones más positivas sobre las habilidades con las que contaban para interactuar con sus hijos.

Comparo dos situaciones, que son las más comunes:

1) Llevar a un chico a la terapia una o dos veces por semana, preguntarle si hizo su tarea, comprarle todo el material que necesita para que lo use ahí.

2) Participar en el proceso terapéutico y hacerlo parte de tu vida realmente comprometiéndote a ello.

En la primera algunas personas sienten que están ayudando mucho a sus hijos ya que los llevan, los recogen y están “pendientes” de los avances que hay. Sin embargo en la segunda, que sería la ideal, el padre “se mete hasta la cocina” en cuanto a todo lo que implica asistir a terapia.

Esto se refiere a que los beneficios de la terapia no deberían acabar al cruzar la puerta del consultorio, y con esto no estoy induciendo a que las mamás se conviertan en las terapeutas en casa, si no que aprendan a estimular a sus hijos ya sea lingüísticamente como cognitivamente (que conozcan estrategias distintas y las apliquen a su vida).

Al contar con una mayor cantidad de opciones y herramientas para trabajar en casa, disminuye la incertidumbre y la improvisación, ya que mientras más conocimiento tienes aumentan las probabilidades de llegar al éxito.

¿Estás dispuesto a tomar este reto?

A continuación se muestra un listado  de acciones que indican que tu nivel de compromiso hacia tu hijo en terapia es el adecuado.

Me aseguro de que la llegada y partida de mi hijo a terapia sea a tiempo.
Le anticipo a mi hijo que es lo que va a suceder en terapia.
Estoy disponible para escuchar abiertamente la retroalimentación que me da la terapeuta.
Pongo en práctica en casa y en todos los contextos  las estrategias que se me explican en el consultorio, dándole seguimiento al proceso terapéutico por el que mi niñ@ está pasando, fuera del consultorio.
Cuando la terapeuta me indica entro a observar y tomo notas importantes.
Pregunto mis dudas e intento clarificar mis preguntas si no fueron entendidas de inicio.
Cuando una estrategia no me funciona me cuestiono si lo estoy realizando correctamente y lo comento con mi terapeuta.
Al ser corregida alguna de mis acciones al interactuar con mi chic@, escucho la explicación e intento modificar mi estilo de crianza para que cada vez sea más enriquecedor.
Comparto la información que se me da con los demás miembros de mi familia y amigos.
Creo redes de apoyo con la gente cercana (familiares, amigos, especialistas) me acerco a alguno de ellos cuando lo necesito.
Evito convertirme en  la terapeuta de mi hij@, al contrario, disfruto de ser una mamá que estimula el pensamiento y eleva el nivel de lenguaje en el día a día desde el rol que me toca.
Me intereso por saber cada vez más, leo las recomendaciones que me hacen ya sean libros o artículos.
Aprendo, escuchando a las expertas, desde mi casa o coche, a través de podcasts y pláticas en línea.
Asisto a las capacitaciones o pláticas presenciales que se ofrecen en el consultorio.
Soy empático con mi hij@, lo escucho y le doy de mi tiempo.
Envío el material completo a la terapia.
Reviso periódicamente el diario interactivo y le doy continuidad, respondiendo a los cuestionamientos de reflexión o bien a las recomendaciones.
Monitoreo que cumpla con las tareas solicitadas.
Si me es imposible asistir a la terapia, me comunico constantemente con su nana, abuela, o persona que asista, para estar en sintonía con lo que ocurre en el consultorio, así mismo, me comunico por medio del diario interactivo con la terapeuta.

¿Qué tan comprometido e involucrado estás en la terapia de tu hijo? ¿Qué te falta para elevar dicho compromiso?

“Si quieres conseguir  resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”  Albert Einstein.