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PROCESAMIENTO SENSORIAL
karina

Por Mtra. Ximena Sánchez Bonilla y Lic. María Antonieta Benítez Fábregas

¿Qué es el procesamiento sensorial?

El sistema sensorial recoge información del medio ambiente y la envía al sistema nervioso para su procesamiento, generando así una respuesta o reacción de lo que pasa en el entorno. De acuerdo con la teoría de Integración Sensorial de Jean Ayres, el procesamiento sensorial lo componen los 5 sentidos que todos conocemos; vista, tacto, olfato, gusto, audición y dos sistemas complejos que están relacionados al movimiento y a la consciencia espacio temporal; el sistema vestibular y el sistema propioceptivo.

Es difícil pensar que un sentido trabaje de manera aislada, de hecho el niño aprende a través de los 5 sentidos junto con el sistema vestibular y propioceptivo de manera simultanea. Rara vez, las experiencias son hechos aislados. El cerebro no aprende así. Lo interesante es que los estímulos están en el ambiente y a través del procesamiento sensorial, las sensaciones van filtrándose de manera automática y el sistema nervioso va jerarquizando, integrando, aprendiendo y generando una respuesta automática y eficiente; de tal forma que en los niños las experiencias sensoriales ayudan a entender el entorno y hacerlos sentir seguros, pero si el estímulo sobrepasa el nivel de filtración o modulación, las experiencias sensoriales serán abrumadoras y causarán  actitudes o conductas  defensivas o de rechazo. No hay dos personas que respondan de la misma manera a una sensación.

Así que el procesamiento sensorial es como el cuerpo procesa, integra y genera una respuesta adecuada los estímulos del ambiente.

Cuando un niño tiene dificultades para el entender y responder lo que ocurre a su alrededor, es posible que tenga un Desorden de Procesamiento Sensorial (SPD por sus siglas en inglés).

Para los niños con SPD la dificultad parte de la organización y la integración de la información sensorial propiamente, por lo que la respuesta apropiada a la información será difícil de generar. Esto puede generar problemas de comportamiento o confusión ante el entorno.

Hay que tomar en cuenta que el resultado final de una conducta sensorial adecuada esta relacionada a nivel de alerta, autorregulación y praxis o ideación y/o ejecución de cualquier tarea.

Es por eso que los terapeutas debemos conocer la relación entre los sistemas sensoriales y el nivel de funcionamiento y participación del niño en el ambiente.

Los niveles de alerta están totalmente relacionados al nivel de atención. Habilidad muy importante para el terapeuta de lenguaje. Los niveles de alerta pueden verse afectados por Desórden de Procesamiento Sensorial. Pueden ser uno o más sistemas afectados, generalmente hay más de un sistema afectado, incluso hay sistemas que difícilmente podemos aislar; por ejemplo, el vestibular y el propioceptivo, el propioceptivo y el táctil, el táctil y el gustativo, el vestibular y el visual.  Aunque cada niño es diferente y responde diferente es importante observar detenidamente la conducta del niño para explorar uno o más sistemas involucrados.

A continuación, se describen los diferentes sistemas y sus disfunciones:

Audición

Cuando escuchamos un sonido, este viaja hasta el cerebro para ser analizado, darle un significado y crear una respuesta apropiada.

El oído interno tiene dos órganos muy importantes que trabajan en conjunto con un solo objetivo. La coclea traslada e interpreta cada sonido que escuchamos; mientras que el estímulo viaja hasta el cerebro, que generara una respuesta al sonido.  El oído interno y el sentido auditivo también contribuyen al sistema vestibular, ayudando al control del movimiento y el equilibrio, la audición es responsable en parte de la ubicación espacio temporal. Un niño que no oye bien, seguramente tendra problemas de movimiento y de ubicación espacio temporal

Disfunción sensorial en el sistema auditivo…

En condiciones completamente normales el sistema auditivo es capaz de percibir sonidos, discriminar los sonidos importantes en el entorno, responder a ellos y no distraerse constantemente con los sonidos menos importantes.

El problema comienza cuando el cerebro no es capaz de interpretar y responder a la información auditiva.  Algunos niños mal interpretan la información auditiva que sus oídos perciben o pierden información importante durante la interpretación.

También podemos encontrar estos problemas frecuentemente como la hipersensibilidad o hiposensibilidad auditiva.

En la hipersensibilidad el niño reacciona de una manera desproporcionada a un estímulo, porque la interpretación que está teniendo del sonido escuchado no llega a ser modulada correctamente; y a consecuencia de esto la respuesta tampoco será correspondiente al estímulo.

Algunos signos de la hipersensibilidad auditiva:

  • Evitar lugares ruidosos, multitudes, etc.
  • Distraerse fácilmente con cualquier sonido.
  • Encontrarse siempre alterado o evasivo.
  • Cubrirse los oídos con las manos.

Por otro lado en la hiposensibilidad auditiva encontramos lo opuesto, ya que los niños suelen presentarse muy pasivos a su entorno, como si no estuvieran al tanto de lo que está ocurriendo.

Estos niños pueden tener signos como estos:

  • Parece que no escucharan los sonidos que hay alrededor de ellos.
  • Suelen ser ruidosos, hablar en voz alta, así como general sonidos extremadamente altos para compensar la falta de estímulos auditivos.
  • Suelen hablar consigo mismos durante las actividades, o con el terapeuta, expresando en voz alta cada paso a realizar.
  • A veces no hay respuesta cuando uno les habla, como si no hubieran escuchado.
  • Dificultad para recordar instrucciones.

Olfato

El sistema olfatorio se encarga de recibir información de los olores que nos rodean, se recibe por medio de la nariz, donde se recibe esta información y se interpretan en el cerebro, teniendo una cercana relación con el sistema límbico, encargado de las emociones y la memoria, siendo por esto que muchas veces relacionamos olores con sucesos o personas en específico.

Disfunción sensorial en el sistema olfativo…

Un niño con un sistema olfativo completamente sano será capaz de percibir los olores que se encuentran en su entorno, incluso aquellos olores desagradables y será capaz de responder a estos sin exagerar su reacción.

Los olores agradables siempre están relacionados con las cosas que le hacen bien a uno, mientras que los olores desagradables son señales de alerta o peligro, que ayudan al niño a alejarse de cosas peligrosas o de situaciones que generen reacciones no placenteras.

Cuando nos encontramos con una disfunción sensorial en el sistema olfatorio por lo general llegamos a observar una hipersensibilidad a los olores, encontrando signos como los siguientes:

  • Arcadas o vomito ante olores que no son tan desagradables, ni notorios por otras personas.
  • Notar y distraerse fácilmente por olores que no son tan notorios para las otras personas como, lavapisos y detergentes.
  • Problemas alimenticios, siempre oliendo la comida y lidiando con problemas para aceptarla cuando suele tener olores fuertes.
  • Problemas con la experimentación de olores placenteros para la mayoría de las personas.

También podemos encontrarnos niños con hiposensibilidad olfativa, que presentan signos como estos:

  • Tomar objetos constantemente para estarlos oliendo, como crayones, plastilina, plumones, juguetes, etc.
  • Fallar de forma común al tratar de discernir entre olores “peligrosos” y “comunes”; poniendo en peligro su peligro al buscar olores fuertes como cloro y químicos de limpieza fuertes.

Estos problemas en el sistema olfativo pueden desencadenar con el inapropiado aprendizaje del entorno, niños que no suelen disfrutar ni interactuar de forma normal con su entorno.

 

Sistema Oral

El procesamiento del sistema oral es la manera en que nuestro cerebro recibe la información de nuestra boca y mandíbula. Cuando comemos o bebemos algo nuestra boca manda información a nuestro cerebro que lo interpreta dándole un significado y nombre a lo que estamos comiendo.

La información que se recibe no solamente es el sabor, también es la temperatura y la textura. Nuestro cerebro también recibe información propioceptiva de la mandíbula, que nos indica la resistencia de la comida al masticarla. También recibe información del sistema táctil que nos permite darle sentido a lo que comemos (suave, duro, etc).

La información oral contribuye a la forma en la que movemos nuestra boca, controlamos la producción de saliva y se produce el sonido del habla; sin olvidar el importante componente social que trae la hora de la comida y el como la disfrutamos con nuestra familia y la gente que nos rodea.

Disfunción sensorial en el sistema oral…

Los niños con disfunción en este sistema suelen tener problemas en lenguaje, en el ámbito social y durante a alimentación.

Cuando nos encontramos un niño con hipersensibilidad oral podemos observar resistencia al comer ciertas texturas y sabores, así como a la higiene bucal. Estos niños también podrían presentar:

  • Atragantamiento o nauseas.
  • Suelen ser descritos como “Picky eaters” o “muy especiales para la comida”.
  • No suelen probar cosas nuevas, con una dieta muy restringida.
  • Se resiste a sensación orales y reaccionan a ellas de manera exagerada, suelen huir ante estas experiencias.

Las disfunciones del sistema oral nos pueden problemas propioceptivos en la cavidad oral, que generen problemas para la masticación y el beber agua de un brazo o popote. A veces también se ve afectada la planificación y producción del habla.

Propiocepción

La propiocepción es la forma en la que, por medio de receptores localizados en las articulaciones y músculos, se envía información a nuestro cerebro con respecto a la posición y movimiento de nuestro cuerpo. Esto nos permite graduar nuestra fuerza y direccionar los movimientos de manera eficaz en las acciones de cada día.

El funcionamiento apropiado de este sistema permite a los niños cosas como, escribir con un lápiz sin romper la hoja, tomar agua de un vaso de unicel sin romper el vaso con la presión ejercida, etc.

 

Disfunción Sensorial del sistema propioceptivo…

Cuando encontramos a un niño con una disfunción en el sistema propioceptivo , suelen presentarse como niños “rudos” y “bruscos”, ya que busca información lo suficientemente fuerte como para registrarla. Los encontramos en movimientos constantemente, torpes en relación de la fuerza aplicada para actividades de precisión. Algunos signos característicos suelen ser:

  • Caminar de manera extraña, que puede ser brincar, trotar, galopar y llegar a tropezarse en cualquier lugar.
  • Pobre conciencia corporal, torpeza que los lleva constantemente a golpearse con objetos que se encuentran en su entorno.
  • Dificultad para mantener una sola postura por tiempos prolongados; aquellos niños que parecen que se encuentran siempre “escurridos” en una silla.
  • El uso exagerado de la fuerza en cualquier actividad que se realice.

Tacto

El sistema táctil se encarga de interpretar la información proveniente de los receptores cutáneos, esto incluye temperatura, textura, tracción y presión, entre otras características del objeto que estamos tocando. También nos ayuda a reconocer el objeto que estamos sintiendo.

El tacto cuando se encuentra bien modulado, nos permite evitar distraernos de cosas como, el sentir constantemente la tela de la ropa, la brisa del viento, etc. El tacto también permite a los niños jugar, mientras explorando los juguetes a su disposición y planificar la actividad que van a realizar con respecto a una buena estimulación sensorial. Permiten normalmente el tacto externo y no suelen estresarse por el contacto físico.

Disfunción sensorial del sistema táctil…

Al experimentar dificultad en el procesamiento de la información táctil, nos podemos encontrar con niños hiposensibles y hipersensible, causando que el niño evite o exagere ciertas experiencias.

Por la parte de la hipersensibilidad táctil, cualquier estímulo puede convertirse en una experiencia no placentera o hasta dolorosa para el niño, podemos observarlo de las siguientes maneras:

  • Evitar ensuciarse las manos y/o cara.
  • Alejarse de actividades como pintura dactilar, plastilina e incluso algunos tipos de comida.
  • Dificultad con algunas tareas de higiene como lavarse los dientes, cortarse el cabello, etc.
  • Intolerancia hacia ciertas telas en la ropa.

Mientras tanto cuando encontramos una hiposensibilidad, los niños suelen buscar llenar con casi cualquier cosa esta necesidad; por ejemplo:

  • Niños que aman tocar o ser tocados.
  • Abrazos fuertes, sentarse muy cercanos a las demás personas, búsqueda constante de texturas.
  • Jugar constantemente con objetos en la mano, acariciarlos, frotarlos, apretarlos, etc.
  • No suelen medir el peligro y tocan objetos que pueden llegar a hacerles daño.
  • Parece que no notan cuando sus manos o cara están sucios.
  • No hay una preferencia marcada hacia alguna textura en específico.

La habilidad del procesamiento táctil es muy importante ya que ayuda a que los niños regulen su comportamiento, mantengan procesos de atención por mas tiempo y aprendan nuevas actividades en las que puedan participar de manera funcional día a día.

Sistema vestibular

El sistema Vestibular se encuentra en el oído interno y es el encargado del balance y ajuste postural de nuestro cuerpo. Cuando movemos la cabeza, el sistema vestibular se encarga de mandar información al cerebro con respecto a la posición de nuestra cabeza y nuestro cuerpo en el espacio (ubicación espacial).

Cuando este sistema se encuentra en su pleno funcionamiento el niño puede moverse y organizarse en el espacio, para así responder de una manera eficaz a los retos del entorno que lo rodean.

Un sistema vestibular bien desarrollado permite al niño sentirse seguro y confiado durante los movimientos que realiza, incluso si sus pies no se encuentran en el suelo. Se sienten bien con actividades como columpiarse, escalar y brincar, porque saben que sus cuerpos se adaptaran a el constante cambio.

Disfunción sensorial en el Sistema Vestibular…

Cuando el sistema vestibular de un niño no se encuentra en su óptimo estado encontramos al igual que en los otros sistemas dos variantes, la hipersensibilidad y la hiposensibilidad. En los niños con problemas vestibulares encontramos:

  • Necesidad de constante movimiento para satisfacer la necesidad sensitiva o por lo contario miedo al movimiento por sentirse inseguros o miedo a caerse.
  • Movimientos no coordinados, torpes, con respuestas lentas al entorno. Mala adaptación postural.
  • Mantenerse quietos.
  • Dificultad en la planeación de actividades como brincar, esquivar cosas, cachar pelotas, cruzar la línea media, o incluso coordinar movimientos de la boca.

El sistema vestibular esta muy relacionado con el sistema visual, por lo que si el niño se encuentra con alguna disfunción en alguno de estos dos sistemas el otro estará afectado también.

Vista

La vista es la recepción y procesamiento de la información que registran nuestros ojos, dando una imagen de nuestro entorno. Los ojos y el cerebro trabajan constantemente en conjunto para darnos una interpretación de todo aquello que nos rodea, en conjunto de la percepción de la luz. Los rayos lumínicos siguen un patrón por medio de las vías visuales, que los convierten en imágenes concisas a nivel de la corteza visual.

La vista nos da información sobre el color, la profundidad, y la localización de los objetos en el espacio; es por esto por lo que la vista es fundamental para nuestra respuesta al entorno.

El sistema visual no solamente percibe las imágenes, sino que también discrimina aquellas que no ameritan nuestra atención en ese momento, es por esto que es tan importante para los periodos de atención y de aprendizaje en el niño.

 

Disfunción sensorial del sistema visual…

Algunos niños suelen distraerse fácilmente por estimulos visuales, lo que quiere decir que son hiperreactivos, ellos pueden:

  • Sobre abrumarse por habitaciones coloridas, con muchos adornos y por el movimiento de otros alrededor de ellos.
  • Querer contar constantemente cosas en su entorno o distraerse fácilmente con ventanas y puertas.
  • Fallar constantemente al tratar de concentrarse en tareas como colorear debido a detalles de la imagen.

Por otra parte, tenemos a los niños hiposensibles, que parecen apenas notar todo lo que se encuentra en el entorno, al menos que sean señalados los objetos en específico, algunos signos son:

  • Ver al mismo punto por periodos largos de tiempo.
  • Confundirse fácilmente durante actividades visuales y perder el interés.

Muchas veces estos niños necesitan lentes o ayudas visuales.

Importancia de las disfunciones sensoriales en la rehabilitación infantil

Cuando un profesional de la salud esta realizando una terapia de cualquier índole con un niño, puede encontrarse con dificultades sensoriales, que impidan llegar a un resultado óptimo.

Si olvidamos que la información sensorial es siempre el antecedente de una respuesta por parte del cerebro, pocas veces vamos a lograr la respuesta que deseamos. Identificar las disfunciones sensoriales de los niños que acuden a terapia con nosotros es una parte fundamental y un complemento a nuestro tratamiento.

Banderas Rojas para reconocer un problema de procesamiento sensorial:

Sistema auditivo

  • Mostrar reacciones extremas o importante dificultad al tolerar sonidos fuertes, agudos o multitudes.
  • Exaltarse en lugares con mucho ruido.
  • Distraerse fácilmente con cualquier sonido.
  • Cubrirse los oídos al llegar a lugares.
  • Hacer constantemente sonidos con la boca, manos o pies.
  • No responder a su nombre.

 

Sistema oral y olfatorio

  • No aceptar comidas nuevas, tener una dieta muy reducida.
  • Nauseas o dificultad para tragar.
  • Morder a otras personas.
  • Morder o chupar constantemente ropa, juguetes, etc.
  • Buscar olores en específico para calmarse.
  • Oler cualquier cosa a su alrededor.
  • Reusarse a usar cubiertos para comer

Sistema propioceptivo

  • Hacer demasiada fuerza al escribir o colorear o no usar la fuerza suficiente para el trazo.
  • Jugar o empujar a otros de forma brusca.
  • No controlar la fuerza.
  • Chocar constantemente con objetos.
  • Parecer cansado constantemente.

Sistema táctil

  • Evitar ensuciarse o mostrar mucho desespero para limpiarse las manos.
  • Dificultad para tolerar texturas.
  • Necesidad de tocar todo lo que se encuentra en su entorno.
  • Dificultad en cortes de cabello, ducha, etc.

Sistema Vestibular y Visual

  • Necesidad de movimiento constante.
  • Inseguridad gravitacional, evitar jugar en superficies altas.
  • Movimientos torpes y pobre aprendizaje motor.
  • Dificultad extrema para mantener el equilibrio durante actividades con una o más tareas simultaneas.
  • Distraerse contantemente por estímulos visuales.
  • Dificultad para mantener la atención durante la escritura y lectura.
  • Dificultad para encontrar cosas.
  • Fijación visual ante objetos con constante movimiento.

 

Bibliografía:

La integración sensorial y el niño. A. Jean Ayres. Editorial Trillas.

Sensory Processing 101. Dayna Abraham, Claire Heffron, Pamela Braley and Lauren Drobniak.