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¿PORQUÉ ES NECESARIO DARLE SIGNIFICADO AL JUEGO EN LA TERAPIA?
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TerapeutasOct13

Por: Lic. Julia Obregon Olea

Como terapeuta de lenguaje y aprendizaje quiero realizar un análisis e invitarte también a hacer uno sobre lo que implica que la terapia realmente signifique algo para el niño y mediante ello poder logar uno de los principales objetivos: La transferencia de habilidades a otros contextos.

Si la experiencia del paciente fue importante en ese momento, las habilidades trabajadas no se quedarán solo ahí, si no que podrán salir del consultorio y acompañarlo en su vida diaria.

«Se puede descubrir más cosas de una persona en una hora de juego, que en un año de conversación.» (Platón)

Un recurso utilizado constantemente en nuestra labor es el juego, algunas veces pensamos que estamos llevando a cabo una terapia de juego en la que el niño podrá desarrollarse en las diferentes áreas, sin embargo en ocasiones, al terminar la terapia el niño termina diciendo, ¿Y cuándo empieza el juego? es común caer en la rutina o en vicios, y realizar actividades mecánicas en las que el adulto va dirigiendo lo que se hará, bombardeando con reglas y pasos estructurados.

Entonces, ¿Qué diferencia hay entre trabajo y juego?

  • El trabajo es una actividad que implica un fin consciente y se hace para poder alcanzar ese fin, exige esfuerzo y está involucrado un reto qué superar.
  • El juego es una actividad que se realiza por diversión participando de manera colaborativa.

“El juego es una actividad divertida y agradable, que eleva nuestros espíritus e ilumina nuestra visión de vida. Expande nuestras habilidades para comunicarnos, aprender, madurar y ser productivos. El jugar alivia el estrés y el aburrimiento, nos conecta con los demás en una forma positiva, estimula el pensamiento productivo y la búsqueda, regula nuestras emociones y alimenta nuestro ego” (Landreth, 2002).

Además, el jugar nos permite practicar habilidades y roles necesarios para sobrevivir. El aprendizaje y el desarrollo son fomentados mejor a través del juego (Russ, 2004).

Dichos conceptos no son tan estrictos y podemos ver una relación entre ellos. Se sabe que hay juegos cuyo fin es consciente y en los que la adquisición de este fin es causa de placer a veces importante, por ejemplo un juego de mesa en el que se sabe quién gana, sin embargo en esta situación existen los turnos y la participación entre dos o más personas, lo que hace que aunque sí está definido el objetivo no lo convierte en trabajo.

Hay además, trabajos que implican una parte que se disfruta en su realización y en los que el fin no es el único estimulante, incluso es un estimulante extra, por ejemplo: armar un circuito con obstáculos para llegar a una meta en donde hay tarjetas, que el niño pondrá con su igual. Al ver que puede ser divertido se puede confundir con juego, sin embargo es un adulto diciéndole que hacer a un niño.

Observamos con el ejemplo anterior que el objetivo del trabajo era aparear. Es posible convertir esa actividad que fungía como trabajo en un juego con significado (se trata de evitar hacer por hacer), por ejemplo: usar tarjetas con imágenes de animales (pueden ser de un memorama); habrá un camino con obstáculos que representará un bosque, de un lado del bosque están las mamás de los animales y del otro lado están los animalitos perdidos. Los jugadores (niño y terapeuta) deben reunir a las mamás con sus hijos atravesando el circuito. Pueden llamarles para encontrarlas, preguntar por ellas a otros animales que pueden ver en el camino, etc. El objetivo sigue siendo el mismo que en el primer ejemplo, pero ahora existe una historia, un juego que tiene sentido.

El reto es motivar al niño, mediante experiencias divertidas y colaborativas, a que se sienta parte de una situación y participe en ella. Mediante el juego en terapia el paciente puede mejorar su nivel de lenguaje,  vocabulario, habilidades motoras, organizar tanto su pensamiento como su lenguaje.

El juego favorece el desarrollo intelectual. El niño aprende a prestar atención en lo que está haciendo, a memorizar, a razonar, etc.  Los juegos con los que el niño asume un rol determinado y donde imita y se identifica con los distintos papeles de los adultos influyen de una manera determinante en el aprendizaje de actitudes, comportamientos y hábitos sociales.

Actitudes  y acciones de la terapeuta hacia el juego con significado en terapia

  • Tener claro el evento comunicativo  (situación planteada como tema principal), así el juego puede fluir mejor.  Pensar en el paciente, sus gustos y necesidades para lograr planearlo adecuadamente.
  • Ser empáticos y traer a nuestro niño interior, ya que si no se disfruta lo que se hace difícilmente el niño podrá engancharse.
  • El rol como terapeutas debe ser de un jugador más. Si nos queremos convertir en «directores» del juego, en personas «adultas y serias», que mandan y organizan, jamás lograremos un clima adecuado, donde el niño se exprese de manera autónoma y libre mediante el juego.
  • Ser auténticas y creativas.
  • Una gran capacidad para aceptar las expresiones y respuestas erróneas del niño. Manejar el error como oportunidad para crecer.
  • La creación de un clima relajado sin tensiones: el niño debe trabajar en un ambiente de libertad pero con el firme respeto hacia las normas.
  • Una actitud permanente de escucha y diálogo.
  • Evitar anticipar las soluciones; dejar que el niño las descubra por sí mismo
  • No acelerar el desarrollo del juego; se trata de respetar la secuencia y ritmo.
  • Ofrecer posibilidades de éxito; el niño necesita incentivo y aprobación.
  • Brindar al niño oportunidades de ensayar, experimentar y poner en práctica sus iniciativas.
  • Usar el juego para crear la necesidad de hablar, resolver, preguntar, escuchar, atender, etc. desde una situación interesante para el menor.

En  resumen, es necesario elaborar una profunda reflexión sobre el gran potencial terapéutico que brindan los juegos. Entre más significado y sentido tenga la terapia basada en el juego, ésta tendrá mayor calidad; esto se debe a que al relacionar situaciones el niño va creando recuerdos más valiosos ya que se encuentra realmente interesado en el desenlace de su historia y en el camino, sin si quiera notarlo (guiado por la terapeuta), irá desarrollando las habilidades que requiere para elevar su nivel de desempeño.

BIBLIOGRAFÍA:

Landreth. (2002). “Play therapy the art of the relationship”

Russ, S. (2004), “Projective assessment of affect in children’s play”

Páginas de consulta:

www.gibralfaro.uma.es

www.speechandlanguagekids.com

www.psicoactiva.com

www.educar.org