Por: Mtra. Ligia Olmedo Santillana
En la actualidad es frecuente encontrar jóvenes y niños con dificultad para entender e integrar las reglas de convivencia básicas, tanto en el aula como en un centro comercial, cines, parques, etc.
La situación es preocupante pues en un momento no muy lejano, se convertirán en adultos que no podrán entender y acatar reglas.
El principal contexto es el que se adquiere la conciencia social que permite que el niño se percate de que:
- Puede dañar o molestar a otro
- Existe un orden para realizar las actividades
- Hay alguien más que tiene una necesidad o idea
- Se requiere de acuerdos para poder convivir
- Entre otras situaciones…
Se da en la casa, donde padres, abuelos, tíos y hermanos aprenden a establecer acuerdos para vivir juntos, sin embargo, en la actualidad no se da tan fácilmente y los chicos experimentan ambientes poco claros, con roles pobremente definidos o sin definir; por lo tanto las reglas apenas pueden visualizarse. Cuando los chicos comienzan a ir a la escuela, lo hacen con muchos déficits a nivel social ya que en el hogar no hubo el aprendizaje.
El docente, por supuesto puede decir “pues entonces que se atienda a los padres” y claro que estoy de acuerdo, de hecho en las clínicas que atienden pequeños con dificultades en el aprendizaje, conducta o lenguaje es cada vez más común la capacitación y asesoría a padres, es decir, la nueva tendencia es resolver la situación de raíz.
Por otro lado al iniciar este tipo de manejos es congruente la propuesta de alinear esfuerzos, buscando que profesores y padres den claridad a los niños en el contexto en que se encuentren.
En el aula por lo tanto encontramos un espacio rico en experiencias y reflexiones para avanzar a nivel social, una de las claves para lograr este aprendizaje es el manejo de reglas claras.
Uso de reglas en el aula:
Las normas compartidas ayudan a definir las conductas adecuadas y las que no lo son en el contexto en el que se aplican.
Al dar las reglas al grupo se establece un éstandar de comportamiento que permite la interacción con orden, regulando la forma en la que los alumnos pueden comportarse y las consecuencias que tendrán las conductas inadecuadas.
Se ha hecho hincapié últimamente en el uso claro de las reglas, es decir, la explicación especifica de la conducta no deseada y la identificación a su vez de la conducta deseada, por ejemplo: si es necesario que el grupo guarde silencio para escuchar las indicaciones del docente en lugar de decir “no griten, ya vamos a empezar”, se puede decir “ahora necesitan guardar silencio…”, otro ejemplo seria al pedir que participen sin interrumpir a otro, se puede usar la frase “no puedes interrumpir, si puedes levantar la mano”. Esto evitara confusión en los chicos.
Las reglas se pueden dar:
- De manera verbal (al inicio de la actividad)
- De manera escrita (en el caso de que sean permanentes, se usa un cartel que según la edad cuenta con imágenes o solo texto)
En cualquiera de los casos es necesario que estas se determinen antes de la interacción pues inventarlas a la mitad de la actividad crea incertidumbre en el grupo, al igual que modificarlas durante la tarea. Otro punto a tomar en cuenta es la mención de la consecuencia que se enfrentara al no cumplir la regla, esta debe ser lógica y aplicable; recuerdo en un grupo escuchar a una maestra justo el día del paseo decir “si te sigues portando mal no te vamos a llevar, te vas a quedar solo en la escuela”, evidentemente esto no era aplicable y además no especifica la conducta inadecuada, ¿Qué es portarse mal?
Las reglas deben ser razonadas, por esto es importante acordarlas con los alumnos y con los niños pequeños explicar el porqué de su uso. Lo que se busca al fin y al cabo es crear conciencia en los chicos para que se den cuenta que los demás existen y que también tienen deseos, necesidades o debilidades.
A continuación te dejo con algunas frases de reflexión, sugiero que al leerlas tomes conciencia de tu manejo de reglas en el aula.
ü Los primeros años son cruciales cuando se habla de disciplina
ü La disciplina tiene el objetivo de que el menor en algún momento de su desarrollo se autodiscipline
ü La buena disciplina viene de la capacidad de adelantarnos al problema antes de que este surja
ü Una de las claves es llevar al niño a disfrutar el comportarse adecuadamente