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FLEXIBILIDAD DEL PENSAMIENTO, UNA PUERTA A LA CREATIVIDAD
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MaestrosSep12

Por: Lic. Alejandra Villaseñor Valencia

Asegurarnos que algo nos pasará en algún momento de nuestra vida es casi imposible, a no ser que estemos hablando de cambios y dificultades, dos aspectos que podemos estar seguros que serán una constante. Por eso la importancia de analizar cómo están reaccionando al cambio y a la resolución de conflictos nuestros alumnos.

Resolver un problema va más allá de aplicar cualquier solución, requiere de realizar un plan, ponerlo en proceso, analizar el resultado obtenido y por último evaluarlo buscando opciones alternas que pueden funcionar mejor aún en otras ocasiones; y pese a que dicho plan haya tenido un efecto positivo, la aplicación de estas etapas para resolver un problema son parte de un pensamiento flexible.

Analizando diversas definiciones de este termino, una constante es el cambio. La Flexibilidad del pensamiento, es un conjunto de funciones mentales para adoptar estrategias cambiantes o modificar el punto de vista.

Como lo implica el término, no se trata únicamente de la solución de conflictos, sino de tener una mayor adaptabilidad a situaciones nuevas, lo que asegura niños más felices,  con mejor actitud ante situaciones nuevas y menos frustrados al cambio.

A los alumnos a quienes se les dificulta gestionar tareas pueden carecer de flexibilidad. No saben cambiar de estrategia cuando aquello que implementan no es lo adecuado y por lo tanto persisten en el error y se resisten a las iniciativas del adulto para ver las cosas desde otro punto de vista, lo que trae como consecuencia un pensamiento encapsulado o “cuadrado”. Lo anterior les genera actitudes intolerantes, repetitivas, rutinarias e irritables, que vendrían siendo la cualidad contraria a la flexibilidad, denominada rigidez mental.

Otra cuestión que impide la flexibilidad, es la poca tolerancia a la incertidumbre, es decir el miedo o ansiedad que genera un cambio (el enfrentarse a lo desconocido); lo que da como resultado el limitarse a un número de posibilidades a experimentar.

Ser flexible es saber:

 …crear, explorar, generar, imaginar, improvisar, inventar, modificar, relacionar, transformar, adaptar.

No es decidir cambiar aunque esto no sea conveniente, sino hacerlo cuando resulta necesario y cuando el alumno determina explorar todas las vías posibles para obtener con mayor seguridad el éxito.

Hay que tomar en cuenta que uno no nace rígido, una persona es poco flexible porque su ambiente la sobreprotege sin proporcionarle los retos suficientes para generar alternativas llevándolo a un pensamiento más creativo. Además se puede tener un pensamiento rígido si se busca hacer las cosas perfectas o sentir que se tiene el control (dicha situación también puede darse en niños que experimentan abandono).

En cualquiera de los casos es nuestra tarea como maestro no limitar e incentivar la creatividad de los alumnos.

A continuación les comparto una serie de estrategias que se pueden utilizar para favorecer la flexibilidad del pensamiento en el aula:

–      Llevarlos al uso de sinónimos, en el uso del lenguaje también se observa la rigidez mental, por lo tanto buscar diferentes formas de expresar una misma idea puede ampliar el campo mental.

–     Incentivarlos a inventar diferentes finales y/o inicios en un cuento.

–   Solicitar diversas soluciones para un mismo problema, ej. ¿Qué otra cosa podrías hacer para solucionarlo?, si eso no funciona, ¿Qué otra cosa se te ocurre?

–         Proporcionar la creación de estrategias por medio de preguntas, ¿Qué estrategia vas  a usar para terminar más rápido?

–         Jugar a inventar diferentes usos a un objeto, ej. Dime 5 cosas que puedes hacer con un ladrillo, aparte de construir casas.

–         Variar el ambiente y realizar cambios en rutinas, ej. Si en la hora de dibujo siempre lo hacen en silencio, en una ocasión realizarlo con música o si generalmente comen dentro del salón, salir a comer un día al patio a manera de picnic.

–         Inventar otras formas de jugar un juego cambiando las reglas estipuladas.

–         Proporcionar situaciones que impliquen un reto para que plantee soluciones.

–         Cuando tenga un problema estimular el pensamiento flexible con las siguientes estrategias:

*Pedir que relacione el problema que se le presenta con otras situaciones que se le hayan presentado.

*Que piense en todos los factores importantes que se relacionen con el  problema. Por ejemplo, ¿Cuándo se presenta el problema?, ¿Por qué no se  ha podido resolver?, ¿Qué soluciones se han intentado?, ¿Cuáles son los recursos disponibles?

 *Aplicar criterios claros para evaluar las diversas propuestas de solución.

–   Evitar darle respuestas, para que llegue a ellas por medio de la reflexión y las resuelva por sí mismo.

–    Realizar preguntas que se relacionen a los pasos del juego o actividad designada, así como cuestionarle acerca de lo que hizo para resolver algo, o de la información recibida de instrucciones, cuentos, etc., ej. ¿Qué crees que puedas hacer para…? ¿Qué crees que pasaría si…? ¿Cómo crees que podrías hacerlo mejor?

Este artículo es una invitación al cambio, a encontrar una forma de hacer diferente tu labor docente, solo así podrás ser un modelo de flexibilidad para los que te miran y aprenden de ti.

“Si siempre haces lo que siempre hacías, siempre obtendrás lo que siempre obtenías” – ANÓNIMO