Por: Lic. Ma. Elena Anaya Meneses & Mtra. Ligia Olmedo Santillana
Durante varias sesiones terapéuticas descubrí que al incluir a los padres en el trabajo con los niños que asisten a una terapia de lenguaje y aprendizaje se brinda información elemental, la cual le da luz al trabajo y enriquece a la familia (modelando habilidades que son imprescindibles para el manejo y trabajo en conjunto).
Cuando el padre es invitado a observar el trabajo realizado con el menor se puede mejorar el manejo pues se amplía el panorama al recibir preguntas o ejercicios que le llevan a tomar conciencia sobre el manejo de situaciones o la estimulación adecuada. La observación es una herramienta clave para detectar lo que necesita el padre y así mismo conseguir el éxito en la mediación en casa, evitando que te conviertas en una barrera entre el padre y el hijo.
Es frecuente que en las salas de espera de las clínicas las terapeutas narren lo bien que el niño respondió en el cubículo de terapia, sin embargo, los padres no saben cómo replicar ese resultado en casa, ante esta situación es necesario provocar que el padre aprenda a imitar manejos exitosos con el niño (que no solo se dan en el consultorio), puede ser que la maestra, la tía o la vecina tengan buenos resultados con ese chico pero la madre y el padre se preguntan ¿Qué tienen ellos que yo no tengo?
En seguida plasmo la definición de dicha habilidad; la observación es el proceso mental de fijar la atención en una persona, objeto, evento o situación, a fin de identificar sus características, cuando se es capaz de fijar la atención entonces se pueden observar las características del objeto de observación, éste puede ser de distinta índole; las características del objeto han de ser representadas mentalmente y archivadas de modo que sean útiles y recuperables en el momento que se desee.
Como se mencionó anteriormente la observación es el proceso mental de fijar la atención en una persona, y en este momento lo primordial es la madre y/o el padre del menor a quienes se les transmite constantemente información relevante que ayuda al progreso de su hijo. Cuando los padres saben que observar la reflexión comienza y este paso les lleva a modificar el modo en que estimulan a sus hijos. ¿Cómo van a hacerlo diferente si no saben cómo hacerlo diferente?
Por otra parte tú como guía o terapeuta tienes que observar día con día las actitudes que presentan los padres para entender las dificultades por las que están pasando y brindar herramientas para que juntos (padre e hijo) obtengan un aprendizaje significativo.
Recordemos que la interacción entre los padres e hijos es continua, siendo estos los principales maestros de los niños; cuando la familia cuenta con información se siente más segura para aplicar estrategias en casa, así que parte de la labor terapéutica es provocar en los padres una observación significativa de pautas de crianza que mejoren la educación que brindan en el hogar.
Para finalizar me gustaría compartirles cinco situaciones que se propone a los padres observar para ampliar su visión y mejorar su manejo:
- Identificar la actitud negativa y/o positiva de los niños (entendiendo que todo comunica).
- Relacionar los cambios positivos del niño con lo trabajado en casa (asegurando el éxito a los padres, pues sabrán que están haciendo bien).
- Tomar conciencialas áreas de oportunidad y de las fortalezas, todo tiene su lado positivo (nuestra misión es mostrárselo).
- Discernir entre lo que ellos quieren y lo que el niño necesita.
- Provocar que miren al menor, al jugar, cuando platiquen con él, al realizar tareas (dedicando el tiempo, esfuerzo y análisis necesario para vivir el momento con el niño)
Todas estas habilidades mejoraran si tu terapia las pone sobre la mesa, es decir si hay oportunidad de que los padres reflexionen sobre estas y las practiquen en la sesión de terapia o en junta con los especialistas.
Si la información hace la diferencia, habrá un modo diferente de actuar.