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HERRAMIENTAS PARA LA VIDA
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Por Lic. Martha Mendoza González

Aprender alentar y a elogiar a nuestros hijos.

Como papás, quisiéramos que nuestros hijos tuvieran una vida llena de éxitos, que fueran los mejores en aquello que eligieran ser y que nada les estorbara en el camino; sin embargo, en la realidad no hay éxito que se haya alcanzado sin haber fracasado en múltiples ocasiones en el intento, siempre habrá alguien mejor que tu, o visto de forma mas optimista, siempre habrá algo que mejorar en ti, y la vida está llena de altas y bajas.Ante este panorama sería más adecuado considerar, que puedo hacer para enseñar a mis hijos a manejar el fracaso, aprender de él y tener una actitud de mejora continua.

Una buena noticia es que, a pesar de los innumerables retos que le esperan a los pequeños, como papás podemos influir de forma importante, y seguramente ya lo estamos haciendo, en cosas tan sencillas como felicitar verbalmente a nuestros hijos con la finalidad de que quieran seguir intentando y aprendiendo. Sin embargo, la forma en que expresamos las felicitaciones podría estar mandando el mensaje equivocado; comentarios como: «Metiste gol, ¡Eres el mejor futbolista del mundo!» o «Que hermoso arcoíris, ¡Eres una artista!» suelen ser comunes; Mas si lo pensamos con detenimiento, estos reforzamiento verbales se enfocan al resultado exitoso y al niño (a) en sí mismo. Para un pequeño que continuamente y exclusivamente recibe reconocimiento de sus logros y de lo bueno que es en el área en que los obtiene, le estaríamos diciendo que los éxitos son los que valen y lo que le da valor a él o ella; porque metes gol eres buen futbolista, no necesariamente alejado de la realidad, pero hasta Pelé falló en ocasiones.

Otra forma de expresar el reconocimiento podría ser elogiando el proceso que realiza el niño y el empeño que pone en hacer las cosas, por ejemplo: «¡Me encanta que seguiste intentando hasta meter un gol!» o «!Qué hermoso arcoíris, usaste todos los colores, ¡Se nota que te esforzaste!, ¿Qué otra cosa podrías dibujar?». Al elogiar el esfuerzo y el proceso estamos señalando que su empeño es valioso y que hay alternativas; el esfuerzo es igual para el futbol como para el basquetbol, y no solo se pueden dibujar arcoíris sino también flores.

Idealmente un buen resultado es digno de reconocimiento, y seguramente es la forma que más naturalmente usamos; sin embargo, al reconocer el esfuerzo adecuadamente estamos fomentando una actitud de superación continua y se favorece también una actitud propositiva.

¿Qué pasaría cuando un niño que recibe exclusivamente uno u otro tipo de reconocimiento verbal se enfrenta con un fracaso? La Dra. Carol Dweck y colegas (1992, 1999) realizaron la investigación y encontraron que los pequeños que recibieron reconocimiento enfocado al resultado y al niño en sí mismo, cuando se enfrentan al fracaso tienden a evitar enfrentarse a la actividad que causo el fracaso ya que interpretan el error como una falla que está en ellos mismos, al mismo tiempo tendieron a elegir únicamente realizar las actividades en las que ya obtuvieron éxito o reconocimiento; mientras que aquellos que fueron elogiados en el proceso y el esfuerzo, accedieron a probar de nuevo, buscaron otras formas de realizar la actividad y aceptaron nuevos retos.

Considerando que la vida está llena de retos y que para sobresalir exige que las personas estén en continua superación y aprendizaje, una enseñanza de supervivencia para nuestros hijos sería una actitud propositiva y de mejora; por lo que es importante evaluar: ¿Qué estamos fomentando en los pequeños?, ¿Qué mensaje estamos enviando? y ¿A que estamos dando mayor peso. ¿Es un niño menos cuando se equivoca? ¿Hay alguna otra forma de aprender que no implique cometer errores?

En resumen, la actitud que adoptamos ante un problema o algo nuevo está íntimamente relacionada con la retroalimentación y las actitudes que escuchamos, observamos y aprendemos en casa. El reconocimiento que expresan los papás y otros adultos importantes en la vida del niño es fundamental para su autoestima y la actitud ante el reto que desarrollará el niño en el día a día y que incluso podría prevalecer hasta su vida adulta.

Mi intención no es de ninguna forma promover que no reconozcamos los éxitos de los niños, pero sí que demos el peso adecuado a reconocer los procesos de aprendizaje, que presentaran pocos o muchos errores de los cuales podemos generar un aprendizaje mucho más profundo y al mismo tiempo promover que desde pequeños los niños busquen sus propias soluciones y alternativas.
Para lograr lo anterior te propongo 5 tips para elogiar adecuadamente a nuestros hijos:

  1. Al reconocer un logro recuerda resaltar el proceso que se llevó a cabo para alcanzarlo.
    «Ganaron el partido. ¡Ese fue un buen trabajo en equipo!»
  2. Reconoce los pequeños avances.
    «¿Ya te diste cuenta de cómo poco a poco has logrado dibujar sin salirte de la línea?»
  3. Reconoce el esfuerzo y actitudes que le ayuden a mejorar.
    «Me encanta que siempre escuchas con mucha atención a tu entrenador»
  4. Anímalo a buscar nuevos retos.
    «¿Con que otra cosa podríamos hacer un arcoíris?» O «¿Qué otra cosa podrías dibujar?»
  5. Ayúdale a identificar que fue lo que ayudo para obtener un logro.
    «¿Qué crees que fue diferente en esta partido que les ayudo a ganar?»

Kamins, M. & Dweck, C. (1999) «Person Versus Process Praise and Criticism: Implications for Contingent Self-Worht and Coping» Developmental Psychology, Vol. 35, Issue 3, pp. 835-847.
Heyman, G., Dweck, C. & Cain, K. (1992) «Young Children´s Vulnerability to Self- Blame and Helplessness: Relationship to Beliefs about Goodness» Child Development, Vol. 63, pp.401-415.