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CÓMO AYUDAR A LOS HIJOS DE 3 A 8 AÑOS EN EL PROCESO DEL DIVORCIO
Lic Maria Elena Anaya Meneses

Elaborado por. Maria Elena Anaya Meneses

 

Los niños pueden ver la separación o el divorcio como un estigma que se proyecta sobre ellos. El hecho de sentirse diferente de los demás puede convertirse en una gran fuente de estrés. Los niños con esta actitud a menudo ocultan a sus amigos o compañeros la separación de sus padres, limitando de esa manera la interacción con posibles fuentes de apoyo.

 

Muchas veces dependiendo de cómo se desarrolle la separación puede significar un dolor difícil de superar para los hijos o una transición más fácil de sobrepasar. Por este motivo, ante todo hay que evitar meter a los niños dentro del conflicto. Es importante para su estabilidad emocional, que los padres sepan diferenciar entre el rol de pareja y el papel de padre y/o madre.

 

Todo divorcio tiene repercusiones sobre los niños implicados; muchas veces su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación. Pero los niños también pueden salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.

 

Sería ideal que los hijos se enterarán sobre la situación de ruptura matrimonial de una forma adecuada, según la edad de cada uno, es importante que no se hable mal a los hijos de su padre o madre, que se dé un tiempo a los niños para que asimilen y entiendan la nueva realidad, que los hijos se sientan seguros y que todos tengan una orientación profesional y consejos que les ayuden a comunicar y resolver el problema.

 

El divorcio se ha instituido para los cónyuges, no para los padres, no existen «ex hijos» ni «ex padres». Los esposos no se divorcian de sus hijos, ni entre sí como padres, o… al menos, no deberían hacerlo

 

También sería importante que los propios padres informaran directamente a sus hijos sobre su proceso de separación y que no se enteren por terceras personas.

Las reacciones y sentimientos de los niños dependen de diferentes factores: edad, explicaciones recibidas, continuidad de la relación con ambos progenitores, acuerdos o desacuerdos entre los padres, grado de hostilidad entre los mismos, intervención de otros adultos o sistemas, etc.

 

Entre los 3 y 5 años

Es común que los niños pequeños esperen la reconciliación durante varios años. También creen ser responsables por el divorcio y, como si hubieran hecho algo malo, se preguntan si el papá (o la mamá) se fue porque ellos hicieron algo que no debían.

Pueden desarrollar:

 

  • Conductas regresivas como orinarse en la cama, succionar el pulgar, hablar como bebé o portarse mal.
  • Miedo ante el derrumbe de la estructura familiar.
  • Miedo a no ver más al padre que se va de la casa o a que el otro lo abandone.
  • Miedo a que los padres dejen de quererlo. Miedo al rechazo.
  • Enojo, que manifiestan golpeando o rompiendo sus juguetes.
  • Tristeza, depresión, baja autoestima.
  • Se sienten responsables del divorcio: autoacusaciones.
  • Preocupación
  • Usan la fantasía para negar lo que está sucediendo e imaginan que «sus padres se volverán a unir».

 

De 6 a 8 años

No relacionan en un principio la conducta de sus padres con la disolución de la familia. Piensan que sus progenitores se volvieron locos, sienten miedo, angustia y desconcierto; están confundidos, tratando de comprender quienes son y adónde pertenecen. Cuando los padres se separan, los niños se sienten solos, impotentes, profundamente tristes, pero también con rabia y enojo.

 

A continuación se enlistan algunos consejos para hablar del divorcio con tus hijos:

 

  • Comenta la situación con claridad. Explica a tu hijo que papá y mamá no pueden y no desean vivir juntos y, que a partir de ahora, vivirán en distintas casas.
  • Explícales qué es la separación y sus consecuencias. Habla con tus hijos de la realidad de la separación, teniendo el cuidado de no culpabilizar a nadie.
  • Consolida lazos de amor y cariño. Asegura repetidamente a tus hijos que ambos continúan queriéndolos igual o más que antes. El padre o la madre que no tenga la custodia podrá verlos siempre que ellos quieran.
  • Respeta la rutina de tus hijos. Mantén sin cambios la rutina habitual de tu hijo: domicilio, entorno, relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc.
  • Evita culpabilizar. Asegura a tus hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio. Ellos no tienen la culpa, la responsabilidad es de papá y mamá por igual.
  • Habla de una situación definitiva. Explica claramente que el divorcio es definitivo que no existe la posibilidad de volver atrás.
  • Mantén opiniones positivas. Trata de proteger las opiniones positivas que tu hijo tenga de ambos padres.
  • Facilita la relación de tu hijo con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, contribuirás a que tu hijo mantenga sus referentes emocionales.
  • Comparte preocupaciones y tareas. Trata con el progenitor todo lo relacionado con la educación y la salud de su hijo.
  • Acepten sus sentimientos de enojo o de tristeza como naturales.

 

Otro aspecto sumamente importante a tener en cuenta para el desarrollo saludable de los hijos es que los padres deben mantener entre sí un diálogo regular, por ej., una llamada telefónica semanal, que les permita compartir los progresos psicoevolutivos y tomar conjuntamente las decisiones importantes de la vida de sus hijos. Cuando el nivel de hostilidad entre ellos no lo permite, es necesario buscar ayuda profesional para restaurar o construir el ejercicio conjunto de la parentalidad.

 

Bibliografía:

  • TEA Ediciones,S.A.

www.teaediciones.com